lunes, 20 de octubre de 2008

La Psicomotricidad y El Medio Acuático.

La socialización es función de la buena evolución de la imágen del propio cuerpo. Le Boulch

Cuando observo a los niños jugar en el agua, puedo apreciar claramente como cada uno de ellos, establece una relación diferente con ella, y como su forma de expresar las emociones, que ésta le producen, son del mismo modo únicas y particulares.

Saltar al agua desde el borde con un vuelo, fundirse en ella con un abandono relajado de tensiones, ingresar a la pileta sólo de mi mano o bajar del borde con la ayuda de papá, son algunas de las singulares situaciones que suelo presenciar, de cada uno de los niños, al momento del encuentro con este elemento.


Son muchos los procesos implicados en lo que comúnmente llamamos "dominio del cuerpo en el agua", pero dominar el cuerpo no es exclusivamente de este ámbito y "estar en el agua", requiere de otras capacidades más, que el solo domonio del cuerpo. Las actitudes que se adoptan para realizar desplazamientos, flotar o dejarse baleancear, están en íntima relación con las formas de Expresividad Motriz que el niño manifiesta con su cuerpo, en el espacio y la utilización del agua en tanto objeto.

Nadar no es un acto meramente físico, es un proceso cerebral complejo, que implica aprendizajes motrices, percepciones de sí, capacidades condicionales, equilibrio y ciertas automatizaciones.
Pero también son procesos psíquicos y cognitivos que, a tavés de la vivencia de situaciones de placer, se ponen en juego mecanismos que se constituyen, en función lúdica de realización de actividades reparatorias.


En este marco de consideraciones sobre el Medio Acuático, observamos que el agua cumple un doble rol, el que comunmente entendemos como espacio ambiental, donde se desarrollan los procesos antes descriptos, pero otro que para mi esta implícito en la concepción de quien acompaña en el agua y lo manifiesta en los modos de intervención, que es la de ser objeto. un objeto cargado de la presencia afectiva del adulto, sobre la cual el niño podrá tranferir su afectividad, en un diálogo tónico privilegiado, por un sostén y una envoltura que le permitirá la creación de una confianza hacia el otro y como consecuencia un facilitador para una mejor ambientación y permanencia en ella.


Sabemos que después del nacimiento el mundo interno y la realidad externa del sujeto, le otorgarán la posibilidad de conocer el mundo, a través de diversas interacciones. Cuantas mas experiencias viva el sujeto, mayor será su capacidad de desarrollo, es aqui donde el medio acuático se constituye como un nuevo estímulo, que le brindará la pasibilidad de integrar sus conocimientos a los nuevos sistemas de relaciones, vivenciados por su cuerpo en este nuevo ámbito.

En este inter juego sujeto-medio, se incrementarán las capacidades de expresión de movimientos y ademas se enriquecerán las relaciones interpersonales. Es entonces cuando el medio acuático deja de ser un simple mediador, para pasar a constituirse en el “espacio” de proyección del sujeto, constituyendo así un nuevo espacio de acción, para desarrollar su subjetividad.

El cuerpo encuentra en el agua: la contención y el sostén; y las constantes re equilibraciones corporales que provocan placer y satisfacción, generando sentimientos de alegría, potencia y auto valimiento. Estas vivencias posibilitan que el niño se reencuentre con su propio cuerpo, pueda sentirse y reconstruirse, para luego poder repensarse, no ya como un cuerpo con vivencias de displacer, sino como un cuerpo totalizado que proporciona satisfacción y encanto.


En este camino de construcción del Medio Acuático, todas las adquisiciones logradas se vuelven a poner en juego para conquistar este nuevo espacio. Tal como Piaget describe el proceso de adaptación, la organización psicomotriz vuelve a reorganizarse partiendo desde los primeros esquemas de acción vividos por el sujeto. Es en este momento cuando la presencia del adulto, sujeto real, con una significativa presencia, sostiene a través de una fuerte intervención en la matriz vincular, permitiéndole reconstruir estos esquemas de forma placentera y totalizadora.
Ahora bien, si tomamos dimensión de la singularidad del proceso establecido con el agua y comprendemos como esta experiencia es vivida por cada individuo, no podemos, de ningún modo, realizar propuestas de acción, ni establecer actividades en forma rígidas y generalizadas y tampoco podemos esperar resultados similares. De nada serviría valerse de idénticas estrategias y métodos para distintos sujetos, ni si quiera cuando nuestro objetivo fuese unicanente el competitivo.

La forma de intervención más adecuada, sería una propuesta pedagógica entendida desde la lógica de la heterogeneidad, que acepte y reconozca las diferencias individuales de cada sujeto.

Esta pedagogía diferenciada requiere de un docente atento a las particularidades, que comprenda la diversidad y posibilite el surgimiento del estilo propio, como expresión de "lo creativo".

viernes, 10 de octubre de 2008

La Importancia de la Actividad Motora Espontánea

La Actividad Motora Espontánea, proporciona oportunidades estratégicas para que el niño desarrolle sus impulsos creadores, motores y sensoriales.
Constituyen una base auténtica en la construcción de la secuencia motora y la puesta en práctica del proyecto de acción, poniendo al niño en relación permanente entre el yo y la realidad.
Es a través de la actividad motora espontánea que se produce el aprendizaje del dominio de su cuerpo.


En estas expresiones creadoras que suceden en un espacio y un tiempo, intervienen ciertos elementos constantes: la noción de esquema corporal, la imagen corporal, la construcción de su espacio y tiempo, la relación con los objetos y las otras personas que están con él.



Se han realizado diferentes estudios, observando el juego espontáneo del niño en diferentes ámbitos como jardines de infantes, casas, parques o espacios de juego libre. Esta investigación realizada por Gilbert y Vidal, clasificaron las actividades motoras espontáneas en dos grandes grupos: Las Actividades motoras centradas sobre sí mismo y Las Actividades motoras dirigidas hacia el exterior.


Las actividades motoras centradas sobre sí mismo, son fuente de sensaciones placenteras, esencialmente vestibular y propioceptiva. Actúan preponderantemente sobre la construcción y re significación del tono, el equilibrio, las emociones, influyendo sobre la conciencia de de sí y el contacto con la realidad.


Las rupturas, reequilibraciones, giros o balanceos, producen fuertes sensaciones corporales, resultando de estas experiencias motrices, estados tónico emocionales capaces de producir aprendizajes sobre el dominio de su propio cuerpo, permitiendo toda gama de experiencias a nivel postura, de los registros activos y pasivos del movimiento. Estos movimientos son clasificados en tres grupos, Los balanceos, Los movimientos giratorios, Las caídas.



Los balanceos son considerados aquellos movimientos de oscilación regular del cuerpo o de una articulación, acción de vaivén con un desplazamiento a un lado y al otro un centro de equilibrio. La experiencia motriz va estar sujeta a la altura del centro de gravedad en relación al punto de apoyo; del balanceo realizado con los brazos de aquel realizado en una hamaca. Además hay una clara diferencia en el plano mecánico del movimiento, de los balanceos realizados solo con el cuerpo, de los realizados con la ayuda de un intermediario. Según sea la edad del niño, se obtienen distintos elementos que brindan seguridad y sostén a niños pequeños y a medida que la edad avanza, se modifican permitiendo un balanceo más amplio o mas acrobático.

Otra diferenciación en esta acción, también la encontramos en los balanceos sobre pelotas o neumáticos, sobre ramas de árboles, con las patas de atrás de una silla o balanceos en frazadas o alfombras. Los balanceos pueden ser pasivos, cuando la fuerza se ejerce por acción exterior al sujeto o activos, activada por impulsos producidos desde el propio cuerpo del sujeto o por enviones o empujes con diferentes partes del cuerpo del sujeto.



Los movimientos giratorios aparecen en un período posterior que los balanceos y a medida que el niño desarrolla sus habilidades motoras y de equilibrio, los giros evolucionan y se diversifican. Estos progresos se relacionan con el dominio del cuerpo en el espacio, el control del eje corporal como punto de apoyo y equilibración de fuerzas centrífugas del giro y la direccionalidad del movimiento de rotaciones.


Las caídas son actividades que manifiestan una brusca desnivelación del cuerpo, bajo la influencia y el efecto de la fuerza de gravedad a partir de una perdida de equilibrio o la pérdida de los puntos de apoyo. También son consideradas caídas los descensos en plano inclinado o toboganes.

Reptar y Gatear: acción fundamental para el desarrollo en la primera infancia.
El desarrollo cerebral e intelectual del niño depende en gran medida, de la cantidad y calidad de los estímulos que reciba. O sea que en gran medida, el desarrollo de su inteligencia estría vinculado a las actividades o ejercitaciones de las funciones motrices que realice. Los receptores de las sensaciones u percepciones del cuerpo comunican al cerebro, todas las experiencias de arrastre, gateo, caminata o salto que el niño realice.
Es absolutamente necesario otorgarle variadas posibilidades de movimiento y espacios adecuados para ejercitar la mayor cantidad de acciones motrices posibles. En el caso de bebes y niños pequeños describiremos dos etapas fundamentales a promover: el reptado y el gateo, tratando que estas formas de movimiento se desarrollen el correlato correspondiente.


El desplazarse rozando con el cuerpo en el suelo, debe considerarse el mayor logro en el área de la movilidad independiente. Gracias a esta acción el bebé deja de ser dependiente del entorno para alcanzar objetos y buscar nuevos estímulos por sí mismo.



Ahora los objetos que están al alcance de la vista, pueden ser seguidos y alcanzados. Los espacios que eran únicos de ser visitados, por iniciativa del adulto, dejan de serlo para pasar a ser sub espacio, con nuevos recorridos y circuitos, con diferentes elementos en ellos.
Hasta ese momento los objetos que desaparecían de vista del niño, desaparecían de sus imágenes y representaciones, pero ahora con la posibilidad de ser buscados, comienzan a permanecer en el recuerdo del niño y pueden ser buscados a través de sus representaciones.


Como sugerencia posible para otorgar al niño estas experiencias, colocaremos al bebe boca arriba sobre una superficie plana y dura, con objetos fáciles de ser aprehendidos, para que sus movimientos, que en un principio son reflejos, vayan acomodándose, a las torsiones, los rolados o rodadas que se irán organizándose de manera consciente para conseguir los desplazamientos. De manera gradual, se irán alargando las distancias y también el tiempo de estancia.


Las oportunidades de reptado y gateo deben ser frecuentes, sostenidas siempre por la mirada, la palabra y las significaciones de la acción motriz, mientras son ejecutadas por bebé. El arrastre ayuda en la coordinación de los hemisferios cerebrales, a través de la percepción y transmisión de los estímulos de las vías motoras.
El reptado otorga numerosos beneficios para el bebé. En primer lugar, la posición típica del arrastre le facilitará desarrollar y fortalecer los músculos la zona cervical al intentar levantar la cabeza y apoyarse sobre sus manos con los brazos estirados o sobre los codos cuando tiene los brazos flexionados, ésta posición facilita manipular los objetos que están al alcance de sus manos.

Avanzar en patrón cruzado implica, y a la vez ejercita, la coordinación entre los dos hemisferios cerebrales. El hemisferio derecho controla los movimientos y sensaciones de las extremidades izquierdas y el hemisferio izquierdo controla los movimientos y sensaciones del lado derecho de nuestro cuerpo. Cuando los dos hemisferios trabajan de manera coordinada quiere decir que su mano izquierda (hemisferio derecho) sabe lo que hace su mano derecha (hemisferio izquierdo) y por tanto puede, por ejemplo, pasarse cosas de una mano a otra sin que se caigan.


Cuantas más oportunidades tenga de moverse en el suelo, más posibilidades damos a sus dos hemisferios cerebrales para ejercitarse y desarrollarse plenamente lo cual favorecerá su desarrollo intelectual y la posibilidad de pasar a la fase siguiente: el gateo.

La posición supina, boca arriba, permite al niño contemplar su entorno, mover brazos y piernas de esta manera, jugar con sus manos y pies. Desde esta posición podrá girar sobre sí mismo y pasar de boca arriba a boca abajo y de boca abajo a boca arriba. Esto lo ayudará a desarrollar su equilibrio, obtener estabilidad en sus movimientos y también a cambiar de posición de manera voluntaria.

Es importante que este cómodo, no ponerle mucha ropa, para que esta no le impida realizar acciones por la falta de movilidad y por otra parte, que le facilite el movimiento. En el suelo colocar una frazada o cubrecamas para que no tenga frío. Las condiciones favorables son en un suelo plano y duro que no le ofrezca mucha resistencia en un inicio ni que resbale. También resulta beneficioso ofrecerle un plano con cierta inclinación. Esto hará que la propia gravedad lo motive a avanzar con sus manos alternativamente para mantener la estabilidad y equilibrio. Sus piernas se moverán compensando y equilibrando el avance.

sábado, 4 de octubre de 2008

Consideraciones sobre Sensibilidad, Percepciones, Sensaciones y Representaciones.



Expresividad Motriz
Tono Muscular
Sistema vestíbulo-cerebeloso

La Psicomotricidad es una técnica que facilita un espacio y un tiempo al niño. Un lugar privilegiado donde poder ser él mismo y potenciar así su desarrollo global (motor, cognitivo y emocional), a través del movimiento libre y siempre desde las propias capacidades y ritmo.
Se fundamenta desde la consigna que sostiene que es necesario disfrutar del "placer del movimiento" para luego poder disfrutar del "placer de pensar y aprender".

El cuerpo, como el elemento básico de contacto con la realidad


La Expresividad Motriz se manifiesta en las relaciones que el niño establece con el espacio, el tiempo, los objetos, las personas y con su propio cuerpo. Estas relaciones van a estar dadas en función a la sensibilidad, captada por los receptores y transmitidas en forma de impulsos nerviosos, condicionando el fondo tónico emocional.

Esta sensibilidad es percibida por el sujeto en dos niveles, superficial o profunda, pero también puede originarse internamente, a nivel visceral: sensibilidad exteroceptivas, propioceptivas o interoceptivas.

-las sensaciones exteroceptivas, corresponden a la sensibilidad de la piel, y comienzan su transmisión a través de receptores que están capacitados para percibir sensaciones de contacto, temperatura y dolor.


-las sensaciones profundas o propioceptivas, se originan en la parte profunda de la piel, en los músculos, tendones y articulaciones. Estas sensaciones transmiten al sistema nervioso, presión, posición, cambios de posturas y lo que es de suma relevancia, la percepción de los movimientos del cuerpo en el espacio.


Un sitema de senso-percepción que es considerado relevante en lo que refiere a la dimensión del cuerpo, en relación a la noción de espacio y tiempo, es el aparato vestibular. S
e ubica en el oído interno, posee cierta cantidad de receptores que se sitúan en los conductos semicirculares y se estimulan cuando la cabeza se mueve, gira, se ubica en diferentes posiciones o se re equilibra, estimulando así las endolinfas y los otolitos de la cóclea.

¿quién no realizó giros, alguna vez hasta marearse, solo para sentir el placer de re equlibrarse?

Esas sensaciones son captadas por los receptores y luego son transformadas, en forma de impulsos nerviosos, siguiendo diferentes vías de estimulación y convirtiendose en percepciones conscientes para el sujeto.

En otro caso hay sensaciones que originan respuestas reflejas y tambien aquellas sensaciones que controlan los circuitos inconscientes del sujeto.

Estas sensaciones son las llamadas propioceptivas o profundas, van a transmitir, de forma refleja, estímulos a los receptores musculares, originando así el Tono Muscular.

Esta percepción junto con la sensibilidad exteroceptiva, llegan a la corteza parietal para originar las sensaciones táctiles quinestésicas (percepción de la postura), además asociadas a otras percepciones constituyen las sensaciones visuales y auditivas que apoyaran la construcción del esquema corporal y espacial, permitiendo al niño interactuar con el mundo y los objetos, proyectando una mejor acción.


Las sensaciones de este mismo origen pero que se dirigen a la corteza cerebelosa, intervendrán en la regulación del tono y del equilibrio, regulando el movimiento del sujeto a partir de las características de la contracción muscular que se efectuó.
Las percepciones captadas por el aparato vestibular también se dirigen al cerebelo, constituyendo el sistema vestíbulo-cerebeloso, uno de los sistemas más antiguos en la escala zoológica, fundamental en la regulación del equilibrio y en la relación con el sentido de la vista, que rigen la motilidad ocular. Capacidad fundamental para el desarrollo del desplazamiento.

Frente a todos estos procesos sensoperceptivos, el sujeto va realizando movimientos más o menos conscientes, teniendo éste, la capacidad de recordarlos y asociarlos a situaciones de placer o displacer, según estas situaciones hayan sido vivenciadas. Para registrar estas sensaciones en la memoria afectiva es necesaria, tambien, la intervención del sistema límbico, que asentará las cuestiones afectivas y funcionales.


Estoy segura que una vez aclarado estos conceptos, estaremos en condiciones de dimensionar la importancia de las actividades lúdicas y los juegos de los niños en la primera infancia y sobre todo aquellos juegos que son prevalentemente funcionales o motores.